lunes, 29 de junio de 2009

Un viaje internacional de verano

Estamos a 29 de junio de 2009 y se nos ofrece la oportunidad de realizar uno más. Hoy volamos desde Madrid hasta Yaundé (Camerún) vía Casablanca(Marruecos).
Todo empieza por una letanía de noches de insomnio, debido a los preparativos, eso sí. Y por fin amanece el día "D". Es conveniente que nos presentemos a Barajas (Madrid) por lo menos 2 horas antes de la salida del vuelo. Una vez ahí, empiezan las interminables colas de viajeros de todas clases, alturas, razas, con sus equipajes también variados. Asimismo en las filas se encuentran personas que sólo van a atender a un familiar. Éstas por supuesto no llevan ningún bulto.
Es cuando se inicializa, pues, el fastidioso dispositivo de control de viajeros en los distintos mostradores. Queda organizado según el vuelo, el destino, el horario que cada quien consulta en los paneles. El primer paso consiste en franquear una larga cola que culmina en la facturación. Tras ella, al viajero tan sólo se le aliviará del peso de las maletas enormes, para que no le quede nada más que el equipaje de manos.
Luego nos dirigimos al embarque. Ahí también hemos de armarnos de paciencia. Como en las etapas anteriores y posteriores, siempre se les presentará el tiket de embarque, el pasaporte, el DNI. Se nos despoja de casi todos los objetos que tengamos en las manos, hasta los zapatos, cinturones, teléfonos móviles, relojes. Total los artículos preciosos, todos en la bandeja. A los caballeros casi se le perfora la tripa. ¡¡¡Terrorismo, cuando nos tienes!!! Poco a poco iremos recogiendo cada uno su equipaje y vestidura, colocando de nuevo todo en su sitio. Seguiremos la larga cola unos tras otros hasta el mini-tren que nos lleva al avión. ¡¡¡La maravilla que es la T4 de Barajas!!!
El aeropuerto de Casablanca en Marruecos es un constante ir y venir de gente que viajan. Todo ahí suena a globalización, multiculturalidad e interculturalidad. Se nos ha quedado atrás la famosa arquitectura e impecable organización de la T4 de Barajas. Ya estamos en África, nuestra querida África. Nos damos cuenta al llegar acá. Gente de todas razas, decíamos, lenguas, culturas y nacionalidades del mundo se golpean y comparten las mismas instalaciones y distintos servicios: restaurantes (La pausa por ejemplo), tiendas de souvenirs, bares, conexión Internet, salas de espera, etc... Lo más gracioso consiste en darte con una persona sin saber en qué lengua le hablas. Hay momentos en que cuesta distinguir un francés de un inglés o de un español. Por todas partes se oyen el idioma español, francés, chino, inglés, o árabe. Los que hablan este último tienen menos problemas, sobre todo en lo que a las mujeres se refiere. Pensemos específicamente en el velo, o sea la casa entera que llevan puesta sobre la cabeza.
Otra característica del viaje de verano es la ausencia total de sitio vacío a tu lado. Todos responden presentes cuando se pasa lista. No hay quien falle. Nada más lógico, pues, todos tenemos ganas de huirnos del sol ,ir a disfrutar de la playa, del frío, de la lluvia, del pueblo, de la familia, de las raíces, de lo diferente o qué sé yo.
Viajar en esta temporada a nivel internacional podría ayudar a olvidarnos de la crisis económica pero cogiendo y extendiendo menos virus de tipo A H1 N1. ¿A qué espera? Buen viaje y súmese a la danza.

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